domingo, 7 de noviembre de 2010

La compraventa

Booz, por su parte, fue a la plaza del pueblo y se sentó allí. En aquel momento pasaba por allí el pariente del que había hablado Booz. Lo llamó: Oye, fulano, ven y siéntate aquí. El otro llegó y se sentó. Booz reunió a diez concejales y les dijo: Sentaos aquí. Y se sentaron. Entonces Booz dijo al otro: Mira, la tierra que era de nuestro pariente Elimélec la pone en venta Noemí, la que volvió de los campos de Moab. He querido ponerte al tanto y decirte: Cómprala ante los aquí presentes, los concejales, si es que quieres rescatarla, y si no, házmelo saber; porque tú eres el primero con derecho a rescatarla y yo vengo después de ti. El otro dijo: La compro. Booz prosiguió Al comprarle esa tierra a Noemí adquieres también a Rut, la moabita, esposa del difunto, con el fin de conservar el apellido del difunto en su heredad. Entonces el otro dijo: No puedo hacerlo, porque perjudicaría a mis herederos.
 Te cedo mi derecho; a mí no me es posible. Antiguamente había esta costumbre en Israel, cuando se trataba de rescate o de una compraventa: para cerrar el trato se quitaba uno la sandalia y se la daba al otro. Así se hacían los tratos en Israel. Así que el otro dijo a Booz: Cómpralo tú. Se quitó la sandalia y se la dio. Y entonces Booz dijo a los concejales y a la gente: Os tomo hoy por testigos de que adquiero todas las posesiones de Elimélec, Kilión y Majlón de manos de Noemí, y de que adquiero como esposa a Rut, la moabita, mujer de Majlón, con el fin de conservar el apellido del difunto en su heredad, para que no desaparezca el apellido del difunto entre sus parientes y paisanos. ¿Sois testigos?
Todos los presentes respondieron: Somos testigos. Y los concejales añadieron:¡Que a la mujer que va a entrar en tu casa la haga el Señor como Raquel y Lía, las dos que construyeron la casa de Israel! ¡Que tengas riqueza en Efrata y renombre en Belén!¡Que por los hijos que el Señor te dé de esta joven tu casa sea como la de Fares, el hijo que Tamar dio a Judá! Así fue como Booz se casó conmigo. Se unió a mi; el Señor hizo que yo concibiera y diese a luz un hijo. Las mujeres dijeron a Noemí: Bendito sea Dios, que te ha dado hoy quien responda por ti. El nombre del difunto se pronunciará en Israel. Y el niño te será un descanso y una ayuda en tu vejez; porque te lo ha dado a luz  tu nuera, la que tanto te quiere, que te vale más que siete hijos.Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas le buscaban un nombre, diciendo: Noemí ha tenido un niño! Y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, padre de David. Lista de los descendientes de Fares: Fares engendró a Jesrón,Jesrón engendró a Ram, Ram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Najsón, Najsón engendró a Salmá,Salmá engendró a Booz, Booz engendró a Obed, Obed engendró a Jesé y Jesé engendró a David.

El vínculo

Después me dijo Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien?  ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? . Te lavarás, y te ungirás, y vistiéndote con tus mejores vestidos, irás a la habitación; pero no te darás a conocer a Booz hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer.
 Y yo respondí: Haré todo lo que tú me mandes.Descendí, a la habitación, e hice todo lo que mi suegra me había mandado.  Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir. Entonces yo fui calladamente, y le descubrí los pies y me acosté.  Y ocurrió que a la medianoche Booz se estremeció, y se volvió; y , una mujer estaba acostada a sus pies.  Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y yo respondí: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.  
Y él dijo: Bendita seas tú, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos.  Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo.  Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te libera, bien, libérate; pero si él no te quisiere liberar, yo te liberaré, vive Yahvé. Descansa, pues, hasta la mañana. Y después de dormir  a sus pies hasta la mañana, me levanté  antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la habitación.  
Después me dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y lo tendí, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y yo me fui  a la ciudad.  Y cuando llegué a donde estaba mi suegra, me  dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le conté todo lo que con aquel varón le había dicho. Y dije: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías. Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.

sábado, 30 de octubre de 2010

Yo, en los campos de Booz

Noemí tenía un pariente de su marido, un hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.  Y yo le dije a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella me respondió: Ve, hija mía.  Me fui entonces y espigué en el campo, junto a  los segadores; y me quedé con aquella parte del campo.  Y Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Yahvé sea con vosotros. Y ellos respondieron: Yahvé te bendiga. Y Booz dijo a su criado, el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?  Y el criado, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab; y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento. Entonces Booz me dijo: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados. Yo entonces bajé mi rostro y lo incliné a tierra, y le dije: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?  Y me respondió: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. Yahvé recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
Y yo dije: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.  Y Booz me dijo a la hora de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y yo me senté junto a los segadores, y él me dio del potaje, y comí hasta que me sació, y me sobró. Luego me levanté para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis;  y dejaréis también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis. Espigué, pues, en el campo hasta la noche, y desgrané lo que había recogido, y fue como un efa de cebada. Y lo tomé, y me fui a la ciudad; y mi suegra vio lo que había recogido. Saqué también luego lo que me había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo di. Y me dije mi suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido.
Y le conté con quién había trabajado, y dije: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz. Y me dijo Noemí: Sea él bendito de Yahvé, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después me dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos. Y yo dije: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega.  Y Noemí me respondió: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo.  Estuve, pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo; y viví con mi suegra.
Esta soy yo en los campos de Mooz, espigando, y estoy hablando con Mooz y su mayordomo

miércoles, 27 de octubre de 2010

Noemí y yo (Parte II)

Orfá y yo rompimos a llorar de nuevo; Orfá besó a su suegra y se volvió a su pueblo, mas yo me quedé con ella. Entonces Noemí me dijo: ‘’Mira, tu cuñada se ha vuelto al pueblo y a su dios, vuélvete tú también con ella’’. Pero yo respondí: ‘No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque
Adonde tú vayas, iré yo,
Dónde tú vivas, viviré yo.
Tu pueblo será mi pueblo
Y tu Dios será mi Dios.
Donde tú mueras moriré
Y allí seré enterrada.
Que Yahvé me dé este mal
Y añada este otro todavía
Si no es tan sólo la muerte
Lo que nos ha de separar.’’
Caminamos pues, las dos juntas hasta Belén. Cuando llegamos, la presencia de Noemí creó una gran excitación para toda la ciudad. Las mujeres exclamaban: ‘Pero ¿no es esa Noemí?’ Mas ella respondía: ‘¡No me llaméis Noemí!Llamadmé Mará, porque Sadday me ha llenado de amargura.
Colmada partí yo
Vacía me devuelve Yahvé.
¿Por qué me llamáis aún Noemí,
Cuando Yahvé da testimonio contra mí
Y Sadday me ha hecho desdichada?’
Así fue como regresó Noemí conmigo, la moabita. Llegamos a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

martes, 26 de octubre de 2010

Noemí y yo (Parte I)

En los días en que gobernaban los Jueces, hubo hambre en el país, y un hombre de Belén de Judá, se fue a los Campos de Moab con su mujer y sus dos hijos; El hombre se llamaba Elimélec, el cual murió. Su mujer, Noemí y sus dos hijos, Majlón y Quilión, los cuales se casaron con mujeres moabitas, una de ellas se llamaba Orfá y la otra era yo, Rut. Vivimos allí unos diez años. Después, murieron los dos, Majlón y Quilión; quedando sola Noemí. Ella, decidió regresar de los campos de Moab con Orfá y conmigo, ya que oyó en los campos de Moab que Yahvé había visitado a su pueblo y les daba pan. Salimos pues, para llegar hasta Judá.

Noemí nos dijo a mí y a Orfá: ''Andad, volveos cada una a cas de vuestra madre. Que Yahvé tenga piedad con vosotras como vosotras la habéis tenido conmigo. Que Yahvé os conceda encontrar vida apacible en la casa de un nuevo marido.'' Y nos besó. Pero nosotras rompimos a llorar, y le dijimos: ‘No volveremos contigo a tu pueblo'', ella respondió: ''Volveos hijas mías, ¿por qué vais a venir conmigo?¿Acaso tengo yo aún hijos en mi seno que puedan llegar a ser vuestros maridos?  hijas mías, andad, porque yo soy demasiado vieja para casarme otra vez. Y aun cuando dijera que no he perdido esperanza, que esta misma noche voy a tener un marido y que tendré hijos, ¿habríais vosotras de esperar hasta que fueran mayores?¿dejaríais por eso de casaros? No, hijas mías. Siento gran pena por vosotras, porque la mano de Yahvé ha caído sobre mí’’

domingo, 24 de octubre de 2010